La Historia de la Aromaterapia. Los orígenes de la aromaterapia se remontan a más de 3,500 años antes del nacimiento de Cristo, la época en que el uso de plantas medicinales fue registrado por primera vez en la historia de la humanidad.
En realidad, la historia de la aromaterapia está inexorablemente relacionada al desarrollo de la medicina aromática, la cual en los primeros tiempos estaba combinada con la religión, el misticismo y la magia.
Esta fue la época en que los antiguos egipcios quemaron por primera vez incienso hecho de maderas aromáticas, hierbas y especias en honor a sus dioses. Ellos creían que mientras el humo se elevaba al cielo, llevaba sus oraciones y deseos directamente a las deidades. Eventualmente, el desarrollo de las plantas aromáticas como medicamentos, crearía los fundamentos sobre los que fue construida la aromaterapia.
Previo a ello, y mucho antes de que fueran descubiertas las plantas medicinales de cualquier tipo (del año 5,000 al 10,000 a. C.), nuestros antepasados quemaban hierbas aromáticas, maderas perfumadas y cortezas para expulsar a los ‘malos espíritus’ de los enfermos. Algunos de estos pobres individuos estaban posiblemente sufriendo de una enfermedad mental, pero aparte de usar el fuego y el agua, el ‘fumar’ era la única otra forma de tratamiento.
Inicialmente, cualquiera de las maderas, cortezas o hierbas fragantes que crecían cerca habrían sido utilizadas, puesto que los principales centros de comercio de hierbas aromáticas no aparecerían hasta miles de años más tarde. Curiosamente, la palabra perfume proviene del latín ‘per fumum’, que significa ‘a través del humo’.
Antecedentes Históricos de la Aromaterapia
‘El Canon de la Medicina Interna del Emperador Amarillo’ chino, fue escrito en el año 2697 a. C. y es el libro médico más antiguo conocido en China. Este texto fundamental contiene información sobre las propiedades de más de 300 plantas diferentes y sus usos médicos, e incluso puede haber precedido a los egipcios en su uso y conocimiento de los medicamentos a base de plantas. Aunque otras civilizaciones en la India y América también estaban usando remedios aromáticos, parece que aquellos en el Medio Oriente y China nos han dejado actualmente los mejores registros.
Durante la 3ra Dinastía (del año 2650 al 2575 a. C.) en Egipto, el proceso de embalsamamiento y momificación fue desarrollado por los egipcios en su búsqueda de la inmortalidad. El olíbano, la mirra, el gálbano, la canela, el cedro, la baya de enebro y el nardo son conocidos por haber sido utilizados en algún momento para preservar los cuerpos de la realeza en preparación de la vida después de la muerte.
Las valiosas hierbas y especias que necesitaban, fueron transportadas laboriosamente a través de desiertos inhóspitos por los comerciantes árabes para su distribución en Asiria, Babilonia, China, Egipto, Grecia, Roma y Persia. Los materiales más buscados eran el olíbano y la mirra, puesto que durante esos primeros años de comercio, la demanda superó la oferta, tenían un valor igual al de las gemas y de los metales preciosos.
Maestros de la perfumería
A los egipcios les encantaba usar fragancias simples en su vida cotidiana y lo hacían en cada oportunidad. En las fiestas y celebraciones, las mujeres usaban conos perfumados en sus cabezas que se derretirían bajo el calor, liberando su hermosa fragancia. Después del baño, ungirían sus cuerpos con aceite para protegerlos de los efectos de secado del sol abrasador y para rejuvenecer su piel.
Durante el período comprendido entre la dinastía XVIII y XXV (entre los años 1539 y 657 a. C.), los egipcios continuaron perfeccionando el uso de aromáticos en el incienso, la medicina, los cosméticos y finalmente los perfumes. En unos cientos de años antes del nacimiento de Cristo, la industria egipcia de la perfumería fue reconocida como la más fina en todo el Oriente Medio y más allá. Tan grande fue su reputación como maestros perfumistas, que cuando Julio César volvió a casa con Cleopatra después de conquistar Egipto alrededor del año 48 a. C., arrojaron botellas de perfume a las multitudes para demostrar su dominación total sobre Egipto.
Los griegos
La riqueza de la farmacopea botánica egipcia ya había sido asimilada por muchas otras culturas durante los milenios anteriores; los asirios, los babilonios y los hebreos habían obtenido todo de su vasto conocimiento de la medicina aromática. A medida que el Imperio Egipcio se derrumbó alrededor del año 300 a. C., Europa se convirtió en el corazón de la medicina empírica, donde los nuevos métodos estaban evolucionando constantemente hacia un sistema de curación científicamente más enfocado.
El primer médico griego conocido fue Asclepio, que ejerció aproximadamente en el año 1200 a. C. combinando el uso de hierbas y de la cirugía con una previa habilidad incomparable. Su reputación era tan grande que después de su muerte fue deificado como el dios de la curación en la mitología griega, y miles de fastuosos templos de curación conocidos como Asclepio fueron erigidos en su honor en toda Grecia.
El Padre de la Medicina
Hipócrates (alrededor del año 460 al 377 a. C.) fue el primer médico en desechar la creencia egipcia, de que la enfermedad fue causada por fuerzas sobrenaturales. En cambio, él creía que el médico debía tratar de descubrir las explicaciones naturales de la enfermedad observando al paciente detenidamente y hacer un juicio sólo después de considerar los síntomas. Hipócrates consideraba al cuerpo entero como un único organismo, y su enfoque difería mucho de aquel de los egipcios, quienes tenían un método ‘prescrito’ para tratar cualquier enfermedad dada. Es interesante notar que más de 2,000 años después, ambas metodologías siguen siendo empleadas por los profesionales de la medicina moderna.
Sus tratamientos emplean típicamente fisioterapias leves, baños, masajes con infusiones o el uso interno de hierbas como el hinojo, el perejil o la valeriana. Se dice que Hipócrates estudió y documentó más de 200 hierbas diferentes durante su vida. Creía que la cirugía debía ser usada sólo como último recurso y estaba entre los primeros en considerar el cuerpo entero como un organismo. Por lo tanto, tenemos que agradecerle a Hipócrates por un concepto fundamental de la verdadera aromaterapia — la del holismo.
Fundadores de la botánica y la farmacología
Después de la invasión de Alejandro Magno a Egipto en el siglo III a.C., el uso de hierbas, plantas aromáticas y perfumes se hizo mucho más popular en Grecia, trayendo gran interés hacia todas las cosas fragantes. Teofrasto de Atenas, que fue un filósofo y pupilo de Aristóteles, investigó todo acerca de las plantas e incluso cómo los olores afectaban las emociones. Escribió varios volúmenes sobre botánica, incluyendo ‘La Historia de las Plantas’, el cual se convirtió en una de las tres referencias más importantes de la ciencia botánica durante siglos. Generalmente es conocido como el Fundador de la Botánica.
El siguiente gran ilustre fue el médico militar griego Dioscórides (del año 40 al 90 d. C.) que sirvió en el ejército de Nerón. Con el objetivo de estudiar las hierbas, Dioscórides marchó con ejércitos romanos a Grecia, Alemania, Italia y España, registrando todo lo que descubría. Describió el hábitat de las plantas, cómo debe ser preparado y almacenado, y describió informes exhaustivos de sus propiedades curativas. Sus resultados fueron publicados en una obra completa de 5 volúmenes llamada ‘De Materia Medica’, también conocido como ‘Herbarius’.
‘De Materia Medica’ estaba destinado a convertirse en uno de los libros botánicos más influyentes de la historia, y fue el pilar de los practicantes de la medicina botánica en toda Europa durante 1,500 años. En ella, Dioscórides escribió sobre las propiedades medicinales de las almendras, los aloes, el anís, la manzanilla, el cardamomo, la canela, el cilantro, el azafrán, el eneldo, la genciana, el jengibre, el enebro, la lavanda, la linaza, el regaliz, la malva, la mejorana, la mirra, el aceite de oliva, la pimienta, la menta, la amapola, el ruibarbo, el sésamo y el tomillo.
Esta publicación épica fue la primera farmacopea sistemática y contenía 1000 diferentes medicamentos botánicos, además de descripciones e ilustraciones de aproximadamente 600 plantas y aromáticos diferentes. Su magnífica obra fue tan influyente que ha sido distinguido como el Padre de la Farmacología.
De gladiadores y emperadores
Quizás el más brillante e influyente de todos los médicos griegos fue Galeno, que vivió desde el año 129 al 199 d. C. y estudió medicina desde los dieciséis años de edad. Comenzó su carrera médica a los 28 años, bajo el empleo romano de tratar las heridas de los gladiadores con hierbas medicinales. Esta experiencia única le proporcionó la oportunidad de estudiar heridas de todo tipo, y se dice que ningún gladiador moría luego de una batalla si estaba bajo el cuidado de Galeno.
Gracias a su éxito fenomenal, ascendió rápidamente para convertirse en el médico personal del emperador romano, Marco Aurelio, y puesto que Roma era un centro académico próspero durante la vida de Galeno, era para él, el lugar ideal para llevar acabo más investigaciones. Galeno escribió más de 400 tratados, de los cuales 83 todavía existen, incluyendo ‘De Simplicibus’, que describe la planta, su ubicación geográfica y usos medicinales. También formuló remedios vegetales para una amplia gama de dolencias y se le atribuye la invención de la primera crema fría cosmética que contenía cera de abejas, aceite de oliva, pétalos de rosa y agua.
Galeno fue el último de los grandes médicos greco-romanos, y 100 años después de su muerte, el Imperio Romano comenzaría a decaer, hundiendo a Europa en las edades oscuras. A medida que los romanos comenzaron a retirarse de Gran Bretaña, gran parte de su conocimiento médico fue descartado y todos los avances en la tradición Occidental de la medicina se interrumpieron durante cientos de años. Durante este período, Europa se hundió en las profundidades más bajas de la barbarie registrada en la historia, y sería el turno de otra cultura llevar adelante la antorcha de la medicina aromática.
Aromaterapia: Los Comienzos
Fueron los persas quienes después hicieron las contribuciones más duraderas al conocimiento de las plantas aromáticas y la medicina. Al-Razi (del año 865 al 925) es considerado uno de los mejores médicos de Persia, y durante su vida escribió un increíble total de 237 libros y artículos que cubren varios campos de la ciencia, la mitad de los cuales se referían a la medicina. Nacido en la ciudad de Rayy, cerca de Teherán, Al-Razi era conocido en Occidente como Rhazes y tuvo una enorme influencia en la ciencia y la medicina europea.
Su trabajo más influyente fue una enciclopedia médica que abarcaba un total de 25 libros llamados ‘AI Kitab al Hawi’, que más tarde se tradujo al latín y otras lenguas europeas, y que se conoce en español como ‘El Libro Integral’. Sus logros médicos fueron incontables, y también desarrolló herramientas como morteros, matraces, espátulas y ampollas, las cuales fueron utilizadas en las farmacias hasta principios del siglo XX.
Nace una leyenda
Luego vino Ibn Sina (del año 980 al 1037), también persa, que fue probablemente el más famoso e influyente de todos los grandes médicos islámicos y conocido en toda Europa como Avicena. Su vida fue verdaderamente legendaria. A los 16 años de edad, comenzó a estudiar medicina y a los 20 había sido designado como un médico de la corte, ganando el título de ‘Príncipe de los médicos’. Escribió 20 libros que abarcan teología, metafísica, astronomía, filología, filosofía y poesía, y lo más notable, 20 libros y 100 tratados sobre medicina.
Su epopeya de 14 volúmenes, ‘Al-Qanun fi al-Tibb’, el cual significa ‘El Canon de la Medicina’ tenía más de un millón de palabras y contenía la suma de todos los conocimientos médicos existentes. Esta monumental enciclopedia médica incluyó las tradiciones hipocráticas y galénicas, describiendo la práctica sirio-árabe e indo-persa, y notas sobre sus propias observaciones, convirtiéndose en el libro de texto médico definitivo, guía de enseñanza y referencia en toda Europa Occidental y el mundo islámico durante más de setecientos años.
Remedios Anglosajones
El manuscrito inglés más antiguo sobreviviente de la medicina botánica es el ‘Leech Book of Bald’, el cual fue escrito entre 900 y 950 por un amanuense llamado Cild bajo la orden de Bald, que fue un amigo del rey Alfredo el Grande. (‘Leech’ es una vieja palabra inglesa que significa sanador). Este primer texto contiene una mezcla de herboristería, magia, chamanismo, y describe 500 plantas, sus propiedades, y cómo pueden ser utilizadas en amuletos, baños o tomadas internamente.
Cuando los cruzados regresaron de la Guerra Santa, trajeron agua de rosas, perfumes, hierbas aromaticas y remedios que antes eran desconocidos. Las plantas fragantes se hicieron más populares, con las guirnaldas de hierbas aromáticas que adornaban hogares y el agua de rosa utilizada para lavar las manos de aquellos quienes pudieran darse el lujo. La disponibilidad y la gama de medicinas aromáticas continuaron aumentando durante cientos de años, pero el conocimiento de los médicos orientales aún no había comenzado a llegar a nuestras costas.
Apocalipsis medieval
Durante los siglos XIII y XIV en Europa, la medicina era regida casi por completo por la Iglesia católica. Consideraban que la enfermedad y la peste eran un castigo de Dios, y la forma estándar de tratamiento administrada por los sacerdotes era la oración y tal vez una sesión de derramamiento de sangre. Cuando la ‘Peste Negra’ llegó por primera vez en 1347, fue devastadora. Casi el 50% de los habitantes de Londres sucumbieron en el primer año, y un 40% de toda la población de Europa moriría 3 años después. Los remedios botánicos anglosajones básicos, como el uso de bolsitas de lavanda deshidratada y amuletos de tomillo no demostraron ser efectivos contra esta pandemia mortal.
En 1597, John Gerard publicó ‘Herball, or General Historie of Plantes’, que ahora es considerado un clásico herbario. Aunque los primeros aceites esenciales como el enebro, la lavanda, el romero y la salvia habían llegado a Gran Bretaña en esa época, no se hace mención de los mismos. El libro de Gerard resultó ser muy influyente, y los boticarios que anteriormente sólo habían vendido las medicinas prescritas por los médicos, comenzaron a preparar y combinar sus propias medicinas también. Comenzaron a aparecer nuevos estilos de boticarios que dispensaban medicinas y atendían pacientes por toda Inglaterra. Pero no lo suficientemente rápido.
La segunda visita de la Peste Negra en 1603 fue casi tan dura como la primera, y prácticamente todos los remedios aromáticos disponibles eran quemados en las casas y en las calles para mantener la peste a raya. El benjuí, el styrax, el olíbano y varios aceites de especias fueron utilizados para prevenir la propagación de esta enfermedad mortal. Se informó que las únicas personas que no sucumbieron a la plaga fueron los trabajadores de plantas aromáticas y de perfumería, y esto es indudablemente debido a las propiedades altamente antisépticas de los aceites esenciales.
Nicholas Culpeper (del año 1616 al 1654) fue uno de los herboristas más influyentes, fue él quien introdujo el concepto de herbalismo astrológico. En su obra más famosa, ‘The English Physician’ (1652), las descripciones de Culpeper basadas en hierbas, aceites y sus usos se mezclaron con la astrología. Otros herboristas notables como Joseph Miller y John Parkinson también dejarían un vasto legado botánico, preparando el camino para que las generaciones posteriores se expandieran. Las industrias de aceites esenciales en toda Europa florecieron, proporcionando aceites para las industrias farmacéutica, de sabor y fragancia.
Historia de la Aromaterapia Moderna
El término ‘aromaterapia’ fue acuñado por un químico francés llamado René-Maurice Gattefossé (del año 1881 al 1950) que estudió las propiedades medicinales de los aceites esenciales durante muchos años mientras trabajaba en su negocio de perfumería familiar. Tuvo la oportunidad de probar personalmente sus teorías innovadoras cuando una explosión en su laboratorio le causó una grave quemadura en su mano.
Gattefossé sumergió su mano en un recipiente de aceite de lavanda puro que inmediatamente redujo la hinchazón y ayudó a acelerar el proceso de curación. Lo más impresionante fue que no quedaron cicatrices. Fue un escritor prolífico que abarcó muchos temas, aunque fue su pasión por la investigación de aceites esenciales que finalmente llevó a la publicación de su innovador libro, ‘Aromathérapie: Les Huiles essentielles hormones vegetales’, en 1937.
Un médico francés llamado Jean Valnet continuó el trabajo de Gattefossé, y durante la Segunda Guerra Mundial, mientras trabajaba como asistente quirúrgico, utilizó aceites esenciales de manzanilla, clavo de olor, limón y tomillo para tratar la gangrena y las heridas de batalla. Después de graduarse como cirujano al final de la guerra, Valnet continuó usando aceites esenciales para tratar enfermedades, y fue el primero en usarlos para tratar condiciones psiquiátricas. Su libro publicado, ‘Aromathérapie – Traitment des Maladies par les Essence de Plantes’ fue publicado en 1964, y en 1980 traducido al inglés y difundido bajo el nuevo título de ‘The Practice of Aromatherapy’, introduciendo la aromaterapia en el plano inglés.
Madame Marguerite Maury (del año 1895 al 1968), fue una bioquímica nacida en Austria que se interesó en lo que se convertiría en la aromaterapia, después de leer un libro escrito en 1838 por el Dr. Chabenes llamado ‘Les Grandes Possibilités par les Matières Odoriferantes’. Éste fue el hombre que más tarde se convertiría en el maestro de Gattefossé. Su obra ‘Le Capital Jeunesse’ fue publicado en Francia en 1961, pero lamentablemente no recibió inicialmente la aclamación que merecía. En 1964, fue lanzado en Gran Bretaña bajo el título de ‘El Secreto de la Vida y la Juventud’ y finalmente fue sido reconocido por la gran obra que fue.
Después de su muerte, el trabajo de Maury continuó a través de su protegida, Danièle Ryman, que ahora es considerada una experta en aromaterapia. El trabajo de Valnet y Gattefossé estimuló e influyó al inglés Robert Tisserand, quien en 1977 escribió el primer libro de aromaterapia en inglés titulado ‘El Arte de la Aromaterapia’. Este libro se convirtió en la inspiración y referencia para prácticamente todos los futuros autores sobre el tema durante casi dos décadas.
Hoy estamos descubriendo los últimos secretos de los misterios egipcios, revelando que la aromaterapia es una de las mejores maneras de combatir los efectos perjudiciales del estrés, restaurar la belleza, la tranquilidad y la armonía de la Naturaleza en la vida de todos.